Antes de que me hubiera apasionado por mujer alguna, jugué mi corazón al azar y me lo ganó la Violencia. Nada supe de los deliquios embriagadores, ni de la confidencia sentimental, ni de la zozobra de las miradas cobardes. Más que el enamorado, fui siempre el dominador cuyos labios no conocieron la súplica. Con todo, ambicionaba el don divino del amor ideal, que me encendiera espiritualmente; para que mi alma destellara en mi cuerpo como la llama sobre el leño que la alimenta.
(Colombia, 1889 - Nueva York, 1928). Maestro y doctor en derecho por la Universidad Nacional de Bogotá en 1917. Fue diputado e inspector del gobierno en las explotaciones petrolíferas y la comisión delimitadora de fronteras entre su país y Venezuela. Su trabajo con la selva lo inspira en la creación de sus obras, entre ellas la más reconocida La Vorágine, la que hace de Rivera un clásico de la narrativa realista pre-mágica, hasta el punto de ser considerada por muchos como la gran novela de la selva latinoamericana. Publicó también el libro de sonetos Tierra de promisión.