era un nuevo teatro, que hablaba el lenguaje de su tiempo y abría el escenario a la contingencia. el mundo, la pequeña vida cotidiana, se aparecía como espectáculo, donde realidad y ficción actuaban una sobre otra para crear imágenes actuales, pero con un tremendo sentido histórico. sin duda, griffero escribe para la escena y así debe ser leído, con plena libertad, dejándose invadir por esos personajes, por su humor, por sus desgarros. los múltiples universos que emergen en cada una de las obras aquí publicadas, tan reales, tan teatrales, permitirán al lector crear su propia escena. (alfredo castro)
