El mandala es la forma misma de la vida, del crecimiento a partir de un punto nutricio que proporciona energía al conjunto. Es la imagen del ir y venir entre el interior y el exterior, del movimiento vital de todo ser, qoe oscila entre la expansión y la vuelta al centro para encontrar en él la fuente. Es la fuerza centrífuga, que lleva al niño a la exploración y al adulto a la introspección.