El teatro Jovellanos se disponía a honrar al héroe del momento, Mario Cuesta. Resolver el caso del Asesino de los Dioses le había devuelto momentáneamente al olimpo del cuerpo de policía. El Cantábrico escupía al arenal de La ‘ora el cuerpo de una chica, joven, destrozada y llena de tatuajes; al cadáver le faltaba algo. Las aguas se teñían de rojo y la pesadilla volvía a cubrir la Costa Verde de sangre. Un tráiler con una carga muy especial parte de Rumania con la tranquilidad que supone saber que llegará a su destino sin contratiempos. El dinero invertido en sobornos conseguirá vía libre hasta el corazón de la cuenca minera del Nalón. Los días de una orden secreta pueden estar tocando a su fin. Creada en plena dictadura, sobrevive perfectamente mimetizada en el mundo actual. Sus secretos están a punto de ver la luz. Los cimientos de la sociedad Astur se tambalearán si los asesinos cumplen las amenazas. Dos hermanos de origen rumano y sin nada que perder controlan toda la prostitución y el tráfico de drogas del norte del país. Los hermanos Dalca, Darius y Cosmin. Nadie ha podido llevarlos ante los tribunales hasta hoy. El inspector Mario Cuesta y la teniente Victoria Fueyo se ven embarcados en una nueva aventura contrarreloj, en la que nadie es quien dice ser, todos tienen algo que ocultar: banqueros, políticos, magnates de la información, etc.... Ninguno de ellos se libra, todos son víctimas y verdugos al mismo tiempo. Los cadáveres se van acumulando en el depósito y los posibles culpables se van multiplicando. ¿Serán capace
