Of the monstrous neglect of education in England, and the disregard of it by the State as a means of forming good or bad citizens, and miserable or happy men, private schools long afforded a notable example. Although any man who had proved his unfitness for any other occupation in life, was free, without examination or qualification, to open a school anywhere; although preparation for the functions he undertook, was required in the surgeon who assisted to bring a boy into the world, or might one day assist, perhaps, to send him out of it; in the chemist, the attorney, the butcher, the baker, the candlestick maker; the whole round of crafts and trades, the schoolmaster excepted; and although schoolmasters, as a race, were the blockheads and impostors who might naturally be expected to spring from such a state of things, and to flourish in it; these Yorkshire schoolmasters were the lowest and most rotten round in the whole ladder. Traders in the avarice, indifference, or imbecility of parents, and the helplessness of children; ignorant, sordid, brutal men, to whom few considerate persons would have entrusted the board and lodging of a horse or a dog; they formed the worthy cornerstone of a structure, which, for absurdity and a magnificent high-minded Laissez-Aller neglect, has rarely been exceeded in the world.
Charles Dickens (1812-1870) nació en Portsmouth y era el primogénito varón de un funcionario de la Armada Real. A los doce años, el encarcelamiento de su padre por deudas lo obligó a ponerse a trabajar en una fábrica de betún. Su educación fue irregular: aprendió por su cuenta taquigrafía, trabajó como ayudante en el bufete de un abogado y finalmente fue corresponsal parlamentario del Morning Chronicle. Sus artículos, luego recogidos en Escenas de la vida de Londres por «Boz» (1836-1837), tuvieron gran éxito y, con la aparición en 1837 de Los papeles póstumos del Club Pickwick, Dickens se convirtió en un auténtico fenómeno editorial. Novelas como Oliver Twist (1837-1839), Nicholas Nickleby (1838-1839) o Barnaby Rudge (1841) alcanzaron enorme popularidad, así como algunas crónicas de viajes, como Estampas de Italia (1846). Con Dombey e hijo (1846-1848) inició su época de madurez, de la que son buenos ejemplos David Copperfield (1849-1850), su primera novela en primera persona y su favorita, en la que desarrolló algunos episodios autobiográficos; La Casa lúgubre (1852-1853); La pequeña Dorrit (1855-1857), Historia de dos ciudades (1859), Grandes esperanzas (1860-1861) y Nuestro amigo común (1864-1865). Murió en Gad's Hill, su casa de campo en Higham, en el condado de Kent.
