Enrique fue un gran hombre. A los sesenta y ocho años le diagnostican Alzheimer. Ante los miedos de su madre, Gemma decide mudarse a casa de sus padres para ayudarles. Por las circunstancias, Gemma se convierte en su cuidadora con la gran ayuda de su madre y su hermana, durante los seis años de la enfermedad. Varios años después de la muerte de su padre, Gemma decide explicar en este libro sus sentimientos, su vivencia, y sobre todo intentar hacerle un merecido homenaje a su padre. Pero también hacer llegar a todo el que pase por esta experiencia o por algo similar, que por muy sólo que se pueda sentir el cuidador y por más que crea que no hace lo suficiente, no es así, nada más lejos… Siempre se puede luchar contra los monstruos. Siempre, aun creyendo tener la certeza de no ganar la batalla. Y como decía siempre Enrique… AUNQUE SEPAS QUE VAS A PERDER NO TE RINDAS NUNCA.