Con nobles ecos de Spoon River y Pedro Páramo, estos treinta y cuatro fragmentos de espejos reflejan historias de vidas atrapadas, seres con más de una muerte, patasenderos en busca de un padre, ruidos y sabores del campo más verdadero del que uno haya oído o leído, con viejos oficios (capador, lañador, cantero, coplero, quinquillero, yerbero, quesero, trampero), con sabrosos pecados... Un cosmos, un mundo de resentimiento y miedo y envidia y ternura y sangre. "Una ventana para ver llorar al mundo". Y todo ello con la palabra justa y elegante de siempre. El mejor Pascual Pozas hasta ahora