Siendo niños hemos aprendido a satisfacer nuestras necesidades emocionales (contacto, miradas, palabras, comprensión, descubrimiento del mundo externo) desplazándolas hacia sustancias y cosas que podíamos incorporar. Al no poder incorporar mamá, fuimos incorporando sustitutos desesperadamente. Por eso podernos comprender que hoy nuestras vidas estén reguladas por las adicciones: al consumo, a la comida, al tabaco, al alcohol, a los psicofármacos, a las drogas duras o al trabajo.