Andrea Palladio, el arquitecto más eminente de todos los tiempos, nunca trabajó guiándose por esquemas rígidos ni reglas fijas. Su estilo personal se caracterizó por una fusión perfecta entre el espíritu de la antigüedad clásica y la tradición veneciana local, aspecto que lo convirtió en un artista único, imitado por todo el mundo durante siglos.