«La belleza de la madera es aceptada universalmente. Al hombre le gusta mantener una estrecha relación con ella; le gusta acariciarla con la mano; le resulta agradable al tacto y a la vista.» La mayoría de los arquitectos, diseñadores de interiores, propietarios o arrendatarios de la actualidad comparten esta admiración de Frank Lloyd Wright por el material de construcción más antiguo de la humanidad. La madera es orgánica, cálida y hace acogedor nuestro entorno. Puede equiparse a cualquier material de alta tecnología; ofrece una excepcional y ventajosa relación entre resistencia y peso, posee excelentes propiedades acústicas y aislantes, y, con la instalación y los cuidados adecuados, perdura en tiempo. Recientemente hemos asistido al renacimiento de la madera por su capacidad de ahorrar energía y resistir en cualquier tipo de clima: los edificios construidos en madera cumplen con estándares de bajo consumo energético desde hace tiempo; además, pueden levantarse sin perjudicar el medio ambiente y, tras su derribo, aprovecharse de nuevo. Quien conoce y utiliza sus propiedades naturales dispone de un maravilloso y variado material que en manos de delineantes y constructores creativos vuelve a la vida.
