Los libros mágicos han custodiado la historia de la humanidad desde tiempos primigenios: Raudskinna, el terrorífico libro de magia negra islandés; El Gran Grimorio, cuya intención es invocar espíritus demoníacos y El Necronomicón, El libro de la Ley de los Muertos, un tratado de antiguos conjuros y rituales que se ha destacado como el más conocido dentro de la cultura occidental, cuyas invocaciones pretenden despertar las abominaciones de R'lyeh y consolidar la permanencia de Cthulhu. El Necronomicón, Kitab Al-Azif (en árabe: El rumor de los demonios por la noche), fue escrito en Yemen, en el año 730, por el nigromante árabe, Adbul Alhazred, quien lo redactó, revelado por seres sobrenaturales, durante su exilio en el desierto. Se trata de un personaje literario cuyo nombre procede de Abdul All Has Read (el que lo ha leído todo), de Las Mil y una noches. El Kitab Al-Azir era un viejo tomo encuadernado en piel humana, cuya sola presencia generaba ansiedad y pánico. Alhazred murió despedazado y devorado, a pleno día, por una entidad invisible, en un mercado de Damasco. Después, el libro fue traducido al griego bizantino por un monje anónimo. Las versiones en árabe y griego se han perdido. La actual procede de una traducción al latín, realizada en secreto, en el siglo xiii, por el padre dominico Olaius Wormius, ya que el libro fue prohibido por la Santa Inquisición, so pena de muerte. El libro de la Ley de los Muertos es un tratado que describe a las criaturas del reino del horror cósmico, en el epítome de los rituales más perversos. Esta edición es una de las más completas, estudiadas y trabajadas hasta el momento, en el mundo editorial moderno.
