Este no es un libro de autoayuda para entretenerte mientras esperas. Es un libro de Psicología para la vida. No lo leas; quiero decir, no lo devores. Deja que te ocurra, cada vez que lo abras, el milagro de Chesterton:
"En su mente se abrió una rendija, que dejó pasar esa extraña luz de sorpresa gracias a la cual vemos, por primera vez, lo que siempre hemos sabido”.