Entre los exiliados catalanes que llegaron a México, Pere Calders (1912-1994) fue uno -con Tísner y Ferran de Pol- de aquellos cuya narrativa incursionó más a fondo en el encuentro de dos culturas. Esta novela, sin embargo, trata más bien de la sorpresa y la dura lucha por integrarse del exiliado más que de adentrarse en la psicología del mexicano. Su centro de atención se fija más en la propia comunidad catalana que en el choque con el ambiente familiar en el que se ve envuelto el personaje principal. Pero la ironía, que es uno de los rasgos más acusados del narrador catalán, no deja de inspeccionar a los habitantes de una de las tantas vecindades de nuestra ciudad de México.
