Me gustaba jugar. Siempre lo hacía en la misma posición: entre los defensas y los mediocampistas, a la derecha. Estaba eximido de responsabilidades: nadie me culpaba si metían un gol y tampoco si desaprovechaba una oportunidad en la línea de ataque. Además podía ver el partido como si estuviera fuera de la cancha y también tenía tiempo para comentar con el arquero y sugerir alternativas de juego y brindar apoyos morales, que nunca están de más. Como no hacía fouls ni me picaba y hacía de vez